El día de hoy Google ha dado a conocer el lanzamiento de sus nuevos DNS públicos, con el fin de mejorar la velocidad de conexión a la red de las personas que los usen, así como la seguridad de los resultados obtenidos.
La mayoría de personas no suele cambiar los DNS que utilizan para conectarse a internet, por lo que terminan usando los DNS por defecto que brinda el proveedor de internet (Telefónica en mi caso). Pero esto puede traer potenciales problemas si el proveedor no se preocupa lo suficiente en mantener dichos DNSs rápidos y seguros, por lo que existe la posibilidad de ser víctimas, sin saberlo, de ataques de “spoofing“, lo cual podría provocar que, aunque ingresemos la URL correcta de una página, esta se redireccione sin que lo notemos a una página infectada.
Otro problema al utilizar los DNS de nuestro proveedor de internet es el uso “abusivo” que este pueda darles, como es el caso de la famosa “Ayuda en la búsqueda” de Telefónica, la cual redirecciona las búsquedas o URLs inválidas a una molesta página de “Ayuda” con anuncios.
Dicho esto, ¿En quien confías más para direccionar tus peticiones de URLs? ¿En tu proveedor de internet o en Google?
Pues bien, vamos al grano entonces. El proceso para actualizar sus DNS a los nuevos DNS públicos de Google (8.8.8.8 y 8.8.4.4), en la mayor parte de los casos, se detalla en esta página. También pueden llamar, si están en los Estados Unidos, a los teléfonos de asistencia que ha puesto Google a disposición del público en general, o pueden hacerlo siguiendo los pasos en los videos que se muestran a continuación:
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